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domingo, 9 de diciembre de 2012

La alimentación en nuestras vidas


Creo que mi manera de ver la vida es bastante diferente a la del común de la gente, creo que el hombre proviene y forma parte de un todo, que es un eslabón entre el cielo y la tierra, una infinita partícula dentro del cosmos que convive de manera interdependiente con las otras formas de vida y consigo mismo, creo que es responsable en un cien por ciento de todo lo que ocurre a su alrededor.
Nacemos por lo general con buen estado de salud y nosotros mismos somos los responsables de que nuestro estado se deteriore. El dolor, la enfermedad, la pena y la aflicción son un aviso de que algo no anda bien, son señales que nos indican que el camino que estamos recorriendo no es el correcto y que debemos cambiarlo. Las enfermedades son creadas por nosotros mismos, nosotros somos los que provocamos e introducimos en nuestro organismo los factores desestabilizantes que las producen, no es muy difícil ver que mientras  el mundo evoluciona y la tecnología avanza, nuestra calidad de vida empeora y cada vez nos enfermamos más. Antiguamente no necesitábamos grandes avances tecnológicos para estar bien, por el contrario todos los males que sufrimos hoy en día han ido gestándose junto con los mismos avances tecnológicos.
Comer es una de nuestras funciones más básicas, de esta en gran parte dependen nuestras vida, día a día la salud y el bienestar van determinando la calidad de vida que tiene una sociedad y además indica el rumbo que este lleva. Está científicamente demostrado que una buena alimentación mantiene una buena salud, lamentablemente en el camino nos encontramos con miles de corrientes diferentes que pretenden demostrarnos el camino perfecto hacia la salvación y lo hacen etiquetando algunos alimentos como dañinos, prohibiendo su consumo y por otro lado promueven el consumo de otros sin importar el equilibrio. Para mí, en todo orden de cosas prohibir no es bueno, creo todo lo que se reprime vuelve con más fuerza, el solo hecho de saber que uno no puede comer algo causa una mayor atracción hacia ese mismo alimento. Todos los alimentos que se consuman deben ser en equilibrio, los excesos siempre son negativos, no creo que el vegetarianismo puro sea el camino, a mi parecer debemos buscar consumir alimentos lo más natural posible, evitar los conservantes, fertilizantes, pesticidas, aditivos, entre otros químicos que nos hacen daño y por otro lado tratar de consumirlos lo más frescos posibles. Lamentablemente, en la práctica el consumo de productos orgánicos es un poco caro, por lo que adoptar una dieta cien por ciento orgánica a mi parecer es poco viable, lo que si podemos hacer es fomentar la producción orgánica y apoyar a los pequeños productores consumiendo algunos de sus productos para que así en un futuro crezca la oferta y bajen los precios.
En primer lugar hay que volver a disfrutar lo que uno está comiendo, creo que es una práctica que se ha perdido con el tiempo, el correr todo el día y no priorizar nuestra alimentación es lo que peor nos hace, la alimentación nos da vida y semejante practica debemos hacerla a conciencia y con amor, creo que este es un muy buen comienzo para el cambio a una alimentación más saludable. 

El Gran San Remo se nos va


Acabo de conocer el lugar donde hacen el mejor arrollado de todo Santiago y quizás de todo Chile, un restaurante donde te transportas a otra dimensión, te alejas de la globalización y te encuentras con lo más preciado de las sociedades, la tradición en su estado más puro. El estilo de este establecimiento se ha conservado durante décadas, nació como una picada de comida típica chilena y permanece de la misma forma, a pesar de no tener una carta muy variada, se han vuelto especialistas en lo que hacen. Apostaron por algo muy arriesgado, por lo que yo sé en Chile no hay muchos restaurantes que en su carta ofrezcan menos de diez platos, al contrario por lo general se trata de tener una oferta variada para complacer a la mayor cantidad de clientes posible, sin embargo en San Remo ofrecen no más de cinco platos, pero los hacen a la perfección, lo cual les ha permitido seguir atendiendo publico por más de treinta años. Por otro lado también han luchado por mantener y demostrar la tradición chilena, desde sus preparaciones que realmente saben a Chile, sus garzones vestidos con humita como se usaba hace muchos años, la atención cálida, amigable y sencilla, la decoración, hasta la misma casona representa a la cultura chilena.
Es muy difícil aceptar la noticia de que hay una alta probabilidad de que cierren  al San Remo, es más difícil aún conociendo el motivo de su cierre, suena increíble que la razón de semejante crimen sea un respiradero de la nueva línea del metro, contando con tanto espacio disponible por los alrededores del local, como por ejemplo usar un espacio del bandejón central de la Avenida Matta, siempre es posible encontrar una solución, pero hacer lo más cómodo o lo mas económico es más importante que una familia que ha luchado durante años en un rubro que no es fácil y además mostrando nuestras tradiciones. Tenemos una identidad gastronómica muy débil, a pesar de tener una extensa lista de preparaciones típicas no hemos sido lo suficientemente valientes como para defenderlas,  por ende no podemos darnos el lujo de ponerle fin a un restaurante que por más de treinta años ha defendido nuestra cultura. Con este tipo de actos, estamos perdiendo de a poco nuestra identidad como chilenos, debería existir una protección por parte del Gobierno hacia este tipo de locales que aportan su granito de arena para mantener viva nuestra cultura, sobretodo sabiendo que detrás hay una familia que ha dado su vida por mantener su restaurante funcionando, obligarlos a cambiarse y comenzar de nuevo, aparte de ser arriesgado para ellos como negocio, es una crueldad ya que es como partir de cero.

Realmente es una lástima el no haber conocido este restaurante antes, pero me quedo con la tranquilidad de haber probado el mejor arrollado con papa fritas del mundo y con la esperanza de que recapaciten y se den cuenta de que lo que están a punto de hacer es un crimen tanto para la familia que esta detrás de este local como para el patrimonio cultural chileno, debemos aprender a defender lo que es nuestro y a no fomentar un desarrollo económico sin conciencia.